Sonajeritos y cascabeles
y un toc-toc
que repercute
aunque los oídos estén tapados
aunque los ojos abiertos,
están sin ver.
Vibra, y en su zumbido proyecta una sombra
una sombra de pasado,
de oscuridad,
de tierra.
Sin final, desgarrado,
un olor asqueroso que despido
en mi camino,
como deshaciéndome.
En realidad, rehaciéndome.
Armándome.
Y aunque cierro los ojos y el miedo no se va,
sigo yéndome..
Yéndome sin volver.
Para ser.
30 de mayo de 2013
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