lunes, 23 de enero de 2012

Desprendimiento ventricular.

Quiero herirte,
herirte como me hieres,
herirte en el centro del pecho
dañarte el autoestima
que llores
que sufras.
Tan solo esto faltaba,
que yo quiera hacerlo.
¿Sabes qué? Te lo buscaste,
Ahora escúchame.

¿Que se siente?
Enséñame a ver,
¿Qué se siente?
Ser un fracaso de persona
de ser humano
de esposo
de amante
de padre..
¿Cuáles son tus logros papito?
Enuméralos, a ver si puedes
siquiera cuéntalos con una mano
y obviamente no me nombres.

¿Que se siente saberte solo,
envejecido,
saberte descartable?
¿Como es que cada vez que mires a tu lado
en tu cama haya un rostro diferente?
¿Que se siente saber que estas alejando de tu lado
todo lo que deberías amar, supuestamente?

De vivo no me sirves, lo sé.
Pero de muerto, ¿te extrañaría siquiera?
¿Extrañaría tus abrazos acaso?
¿Tus consejos amables?
¿Extrañaría tu amor?
No, porque eso para mi no existe.
Porque no puedo extrañar algo que nunca tuve.

¿Me servirías de algo muerto?
¿Me dejarías tu casa? ¿Tu auto?
¿Tienes algo para mi?
Algunos padres hacen eso.
No. Mejor dicho, tampoco.
¿Sabes porqué?
Porque no conseguiste nada en la vida,
ni eso, ni ser felíz.
Ni hacer felíz a nadie.

¿Sabes qué?,
no me cuentes que se siente.
Me das pena,
impotencia,
un poco de bronca.
Pero puedo crecer y ser mejor que vos,
alcanzar mis metas, o algo aunque sea.
No aferrarme a vos, dejarte ir.
No me sirve, no me es útil.
Porque si te hundis,
no voy a ir contigo.
No mereces eso, ni nada.

Me despido de vos.
¿Sabes qué? Te lo buscaste,
Ahora escúchame.
Si quieres, o si no haz como siempre.
Y sigue así.