martes, 14 de mayo de 2013

La fusión del escorpión y su inmolada presa.

Existe, luego
se va.
El no-nato.
El inmortal.
ese amor eterno, esa armonía
quizás
desalentadora
de saber    
[te]
que en el momento en que la presencia se vuelve ausencia
hay algo que falta.
Algo ahí que ya no se mece, pero queda fijo.
Sólo late permanente en la espera
del siguiente encuentro.
Un despegue, un nexo que no se corta,
sino que se estira y me siento pertenecida
y me pertenece
[s].

Hablar en plural es imperfecto ante una unidad.

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Una fiesta que se bifurca, la entrada, los caminos.
Un vaivén de los tiempos que existen en los espacios.
Un pasillo que se va dibujando mientras se avanza, una luz
que es pequeña y alumbra sólo el paso siguiente.
una expedición en los sentidos posibles de todas las cosas.
Y un zumbido que se inmola en busca del sonido perfecto,
en busca de la desafección de las formas.

( leer despacio)

Estando zambullidos, creo,
los momentos
los aromas
los recuerdos
y el sonido de la risa se entremezcla
en todos
los sentidos
posibles
de las palabras
y de lo que
existe.

FIN.



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