Omnipotente e iridiscente
se transporta,
interplanetaria.
Pudiendo ser arco iris
hoy decide: Ser azul.
Azules que se ven naranjas,
a veces
si quiere.
En un solo ojo
en ojos de hombre joven
en una oscuridad tan inconclusa
que
parece ser
una luz.
Que encandila.
Que sobrelleva las situaciones,
como puede
como las acepta, son instantes.
Se deja llevar.
Y se va.
No es que huya.
Sino que fluye.
Viaja al infinito a través de un abrazo.
Se estremece porque lo siente
y lo siente
porque se siente pura
pura y blanca,
camina hacia el abismo
en silencio,
dejándose llevar.
No es que huya, sino que fluye.
Fluye transportada, en energía,
sutil,
conmocionada y volátil.
Inconclusa.
Descalza sobre el vidrio roto
de un vaso vacío.
Esperando, nada.
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